La Tensegridad también llamada "pases mágicos" fue desarrollada por chamanes que vivieron en México en tiempos remotos.

En occidente y prácticamente en todo el mundo se conoció a don Juan Matus chamán mexicano a través de Carlos Castaneda, más tarde Carol Tiggs, Florinda Donner-Grau y Taisha Abelar dierón a conocer el mundo cognitivo de los chamanes que vivieron en México, hace algunos miles de años.

Don Juan explicó a sus discípulos que aquellos chamanes, descubrieron a través de prácticas insondables, que los seres humanos son capaces de percibir energía directamente tal como fluye en el universo.

Aquellos chamanes aseguraban que cualquiera de nosotros puede interrumpir, por un momento, nuestro sistema de interpretación que convierte el flujo de energía en datos sensoriales propios de la clase de organismos que somos. Ellos afirmaban que transformar el flujo de energía en datos sensoriales crea un sistema de interpretación que convierte la energía que fluye en el universo en el mundo cotidiano que conocemos.

Don Juan aseguraba que una vez que aquellos individuos hubieron establecido la validez de la percepción directa de energía, a la que llamaron ver procedieron a refinarla aplicándosela a sí mismos.

Se percibían los unos a los otros, como un conglomerado de campos energéticos. Al percibirse de esta manera, los seres humanos se asemejan a unas esferas luminosas del tamaño de los brazos extendidos, a los lados y hacia arriba.

Cuando se percibe a los seres humanos como un conjunto de campos energéticos, se puede también distinguir un punto de intensa luminosidad localizado a la altura de los omóplatos, mas o menos a un metro de distancia detrás de éstos. A este punto luminoso lo llamaron el punto de encaje, debido a que concluyeron que es ahí donde se efectúa la percepción.

Observaron que el punto de encaje se desplaza de su posición habitual, de una manera muy natural, durante el sueño. Descubrieron que cuanto mayor es este desplazamiento, más extraños son los sueños que lo acompañan. Aquellos hombres y mujeres pasaron de estas observaciones realizadas como videntes, a la acción de desplazar voluntariamente el punto de encaje. El arte de ensoñar es el nombre que le dieron al resultado de estas prácticas.

Definieron el arte de ensoñar como la utilización de los sueños ordinarios para crear una entrada a otros mundos, por medio del desplazamiento voluntario del punto de encaje y el acto de mantenerlo fijo en la nueva posición, también a través de un acto voluntario.

El arte de ensoñar se convirtió en la práctica más absorbente para ellos. Durante estas prácticas, experimentaron estados de destreza, valor y bienestar físico sin igual. Al tratar de trasladar estos estados a sus horas de vigilia, descubrieron que podían repetirlos si ejecutaban ciertos movimientos corporales. Sus esfuerzos culminaron con el descubrimiento y desarrollo de un gran número de movimientos a los que llamaron pases mágicos.

Los pases mágicos se convirtieron en su posesión más preciada. Los rodearon de rituales y de misterio, y los transmitían únicamente a sus iniciados, envueltos en el más absoluto secreto. Ésta fue la manera en que don Juan Matus se los transmitió a sus cuatro discípulos, quienes, al ser los últimos eslabones de su linaje, llegaron a la unánime conclusión de que su interés era hacer el mundo de don Juan accesible a quienes quisieran conocerlo. Por lo tanto, decidieron rescatar los pases mágicos de su estado secreto y ritual.

Crearon así la Tensegridad, término que pertenece a la arquitectura, con el significado siguiente:

"La propiedad de armazones que emplean miembros de tensión continua y miembros de compresión discontinua, de tal manera que cada miembro opera con máxima eficiencia y economía."

Es una mezcla de dos términos: tensión e integridad, los cuales denotan las dos fuerzas impulsoras de los pases mágicos.

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